Se acerca el verano, la luz y el calor no eran los mismos que hacía unos meses atrás. José Luís quería descubrir qué es lo que se hacía en una de mis sesiones y yo quería comprender qué era capaz de mostrar de sí mismo. De nuevo combinamos la naturaleza y el retrato para lograrlo.
Un hombre que esconde muchos secretos, cargado de cosas que ofrecer. Un placer compartir confidencias contigo.
Por esta vez, el bosque, el sonido del río a lo lejos y la tranquilidad no fueron suficientes. Andi y yo recorrimos este lugar abandonado durante un par de horas y lo convertimos en nuestro hogar.
En silencio y con la cabeza llena de ideas, íbamos llenando el espacio con nuestra esencia.
Me encanta vivir en un lugar donde a tan solo quince minutos puedes evadirte del ruido y la velocidad de la ciudad. Este lugar tranquilo fue el emplazamiento perfecto para ir con Miguel. Para que me mostrara cómo un hombre puede moverse con el viento a través de la danza.
Un confuso día, viniendo precedido por unos más confusos meses, decidí despertar de mi cama de un modo diferente. Salté, desayuné y me vestí lo más rápido que pude para marcharme. Había decidido en aquel mismo momento que tenía que irme y sabía perfectamente el lugar. Así que cogí mi mochila, unas cuantas galletas y frutos secos para comer y mi cámara para estar de nuevo conmigo mismo.