Éstas son las Bodas que me hacen emocionarme y las que quiero contar. Las Bodas en las que es inevitable gritar de la emoción, reír como nunca habéis reído y llorar al mismo tiempo emocionados con lo que estáis viviendo y estáis a punto de vivir.
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Muchos me preguntáis qué es una Preboda y qué se hace en este tipo de sesiónes. Siempre que trato de explicarlo no puedo evitar hablar de jugar, de mirarse a los ojos y de dejarse llevar. La preparación de la Preboda se hace con muchísimo cariño y respeto, para conoceros de la mejor forma posible.
Sin embargo, no se trata de una sesión de fotos al uso, al menos esa sesión que tenemos todos en la cabeza. Cuando quedamos, quedamos para divertirnos, para encontrarnos y reconciliarnos con la naturaleza.
Una boda es una fiesta por todo lo alto en la que celebramos el amor. Una fiesta en la que queremos que todos los detalles sean perfectos y que todo el mundo lo pase genial.
Normalmente suelo fijarme mucho en la luz que reflejan las personas a la hora de fotografiarlas. Es muy curioso cuando esa luz la irradian ellos mismos. Conozco a Irene y a Juan desde hace ya tiempo y sé que son dos personas especiales.
Me encantan las bodas. Un montón de personas se organizan durante meses, incluso años, para dar lo mejor de sí mismas y celebrar el amor.
La boda de Edu & Jose no fue una excepción. Unir dos familias de dos ciudades diferentes y reunirlas en la hermosa ciudad de Granada. La celebración fue espectacular y, mientras iba sucediendo todo, traté de representar la esencia de cada gesto, de cada sorpresa y de cada lágrima.
Ocasiones especiales hay muy pocas, por eso son especiales.
Tere & Carlos se casaban. Tras compartir una mágica preboda en las playas de Almería llegaba su momento especial, el que ellos se merecían.
Siempre que voy a una boda me encuentro con mucha ilusión por todas partes. Veo ojos que brillan en familiares, amigos y por supuesto en los novios. Siempre me encuentro risas nerviosas, miradas con lágrimas, abrazos profundos; siempre están ahí.
La historia de Antonio y Matthew comienza hace muchos años atrás. A partir de la música se conocieron y a través de ella su amor ha ido haciéndose más fuerte. Todo empezó en España y con el paso del tiempo, poco a poco, se han ido trasladando a los Estados Unidos. Cuando me llamaron para ser el fotógrafo de su boda me sentí totalmente agradecido. Cruzar el el gran océano para compartir esos grandes momentos con ellos fue mucho más que un regalo.
Una de las cosas que más me gusta de esta profesión es lo que aprendo de los demás. Amalia y Pablo me enseñaron muchas cosas este día. Tuve la suerte de ser un invitado más, pues me trataron como tal. Sentarme al lado de ellos, compartir momentos con los invitados y hasta salir en alguna que otra foto.
Una de las cosas que más me gustan de Granada es que tiene grandes rincones donde puedes perderte entre los árboles. Compartir esa magia con Amalia, Pablo y con la pequeña Sara ha sido una experiencia alucinante. Todos teníamos unas ganas increíbles de pasar un día en la naturaleza, rodeados de la paz que te otorgan los bosques.